domingo, 10 de mayo de 2009

Para dejarnos más confusos: Munich


Tercera película de mi lista particular. Y ésta además hace pensar bastante.

Al señor Spielberg le salió el tiro por la culata. En una entrevista dijo que él sólo quería enseñarle al mundo la versión del pueblo Judío sobre los Palestinos y los sucesos acaecidos en Munich, en las Olimpiadas de 1973. Intentaba en cierta manera que el resto del mundo comprendiera por qué hicieron lo que hicieron. La sensación que tuve al ver la película fue de tristeza, decepción ( no por el fime, no) y confusión y llegué a la conclusión de que ambos bandos están locos. Qué pena.

La película se sitúa sobre los hechos ocurridos en Munich en 1973, cuando un grupo terrorista palestino llamado Septiembre Negro secuestra y asesina a los atletas del equipo Olímpico israelí. Ya estamos otra vez, enfrentamiento, ojo por ojo, venganza...La decisión de la Primera Ministra de Israel fué un ojo por ojo muy bien disimulado y planificado: agentes secretos israelíes van a matar a los cabecillas terroristas o a los que les financian. Hasta aquí parece incluso "normal" ( no quiero abrir debate político). Pero a Mr Spielberg se le escapó ( igual lo hizo a propósito y todo) el manejar las emociones que van experimentando esos 5 agentes secretos. Y para mí, el resultado es todo lo contrario al apoyo hacia los judíos que pretendía el director.

Es una película BUENA, con mayúsculas. Hace reflexionar, habla de sentimientos muy humanos, como la venganza y el odio, y cómo eso se puede transformar en miedo y resentimiento hacia tus propios principios, cuando la situación límite te lleva a replanteártelo todo. Los actores principales son una joya. Eric Bana, en uno de sus mejores papeles ( aunque no es de mis actores favoritos), Daniel Craig pre-bond ( ¡con pantalones acampanados y todo!), Ciarán Hinds ( se le ha visto en Persuasión, en Camino a la Perdición, y en la serie de tv ROMA, de la que obviamente ya se ve que soy seguidora...), Mathieu Kassovitz ( novio de Amelie en Amelie y director de cine) y Hanns Zischler ( que no sé quién es). Le añadimos además al siempre insuperable Geoffrey Rush y nos queda una mezcla difícil de superar, por lo menos viendo los resultados.
Eric Bana es la base de la historia. Más que tratar sobre el conflicto árabe-israelí, habla del conflicto de este hombre, al ser nombrado lider del nuevo escuadrón vengativo de la Ministra. Y de sus diferencias con los miembros del grupo, y en última instancia con los valores del propio pueblo judío. Supongo que a todos nos puede pasar, el replantearte tus valores morales, pero los nuestros, al fin y al cabo, no implican matar personas ( fuera de horas de trabajo digo...). El resto de miembros del escuadrón mortal tiene sus propias opiniones: Bond es un judío integrista, Hanns es normalito y bonachón, Ciarán Hinds también duda a veces, con un hijo muerto al servicio de Israel, y el pobre Kassovitz ni siquiera sabía muy bien en qué se metía. Y todos a su vez bajo la presión de un mandamás ( Rush) integrista con el ego judío por las nubes, además de gritón ( ver la escena de la comida en un apartameto, donde se ponen a discutir con él).


La fotografía de la película tiene algo especial. Es oscura, setentera, decaída, y a la vez brillante, con colores especiales, pero estos se dejan ver muy poco. Los periodos de regocijo en la historia son poquitos. Los pobres lo pasan mal. Y la cosa va a más y más cada vez, es como entrar en un mundo del que ya no puedes salir. Hay escenas muy muy intensas, pero la realización del film en este sentido es sublime: cómo un asesinato puede durar tan pocos segundos y hacerse tan eterno. Mención especial a la primera víctima, esperando el ascensor en su casa, con derrame de leche incluído. Este tipo de escenas llegan a hacerse caóticas, gente gritando, planos generales y primeros planos que cambian muy deprisa, oscuridad y a ver quién dispara primero. El ritmo, la verdad, es tan intenso que las escenas suaves son como comerte un pastelito a escondidas ( ¡¡aprovecha, aprovecha!!). La conclusión principal al salir del cine es: no me estraña que La Guerra de los Mundos de Spielberg fuera tan desastre, si estaba haciendo esta al mismo tiempo, ahora sabemos en qué set de rodaje estaba el cerebro de Spielberg, y en cual el cu...


Para reflexionar, aunque no el tipo de reflexión que Spielberg quería, hay una escena clave: la conversación entre Avner ( Bana) y un terrorista Palestino, sin saber éste que el otro es judío. Al verlo desde una posición objetiva, como observador, yo personalmente pienso en lo imposible que es para nosotros comprender esa situación, entender los motivos y respetarlos. Yo no me pude decidir, los dos están locos, aunque lo cierto es que tienen sus razones. Un Palestino habla con ellos ( otro que no sabe quienes son) sobre las putadas que les ha hecho el pueblo judío, otro sobre el hecho de no tener patria. Los ves suplicar por su vida en el momento extremo, y luego, el sentimiento de culpa y de qué coño estamos haciendo de los judíos. Y luego Geoffrey Rush metiendo cizaña. Increíble. De verdad, hay que verla para entender un poco la situación.
No perderse en especial la última escena, la conversación entre Avner y su jefe, junto con la música de fondo, mogollón de dramático, sin saber muy bien cómo interpretar la conclusión. Bueno, yo sí que tengo una interpretación ( SALTAR ESTO SI NO LA HAS VISTO!!!! QUE TE LA REVIENTO!!!!), que si no apoyas a los judío hasta en lo más extremista y "nazi", ya no eres de los suyos, no te permiten tener dudas.

Frase: - Cada uno de los que hemos matado ha sido sustituído por otro peor.
-¿Para qué cortarnos las uñas si volverán a crecer?
Eso es la muestra de la forma de pensar mega-radical...




Banda sonora. Mr Williams. Cómo no. Me encantaría ver la agenda telefónica de Spielberg, en la sección C de Compositores chachis, tiene un John Williams en letras rojas, gordas y brillantes, subrayado con fosforito verde marca Staedtler ( eso sí, con un diamante incrustado en el tape, para no ser menos...). En fín. A mí John Williams, ñaaaaa ( expresión de "bueeeeeeno a veces"), en las de acción no me va mucho, la verdad, ni ETE, ni Star Wars, ni siquiera Harry Potter, pero reconozco que esta película, junto con La Lista de Schilder, son muy muy buenas. Es como si tuviese dos caras, la de ruiditos, percusión y metales a porrón, y las dramáticas, con orquesta y papel importante para la cuerda. La única pega es que, para mí, John Williams no me funciona sin la imagen. Es decir, una banda sonora que se puede vivir en el mp3 cuando vas en autobús es realmente una maravilla, tanto dramática como de acción. Pero hay otras que, a mí, personalmente, si no van acompañadas del filme, no me motivan para llevarlas encima. De todas formas, lo único que cuenta para una banda sonora es el llamar la atención cuando ves la película, acordarte de ella y salir del cine diciendo esa me la tengo que bajar, si señor. Esta es de esas.





En resumen, es una película que recomiendo a todo el mundo ( ¡qué optimista soy!), porque a veces, es necesario ver películas así para abrirnos los ojos y reflexionar. Y además es buena. Suficiente motivo, criterio diagnóstico único.


Munich.
Director: Steven Spielberg.
Año:2005
http://www.imdb.com/title/tt0408306/

2 comentarios:

  1. La sensación de justicia y deber ha de dejar siempre un espacio a la reflexión, no es acaso lógico que alguien que dedica su vida a la venganza y el asesinato, pueda por un momento querer una vida mejor, no es egoísta por parte de los adinerados políticos judios y los fanáticos palestinos el mandar a otros a hacer su "santa voluntad"?, por que no le permiten el egoísmo a alguien que no quiere participar de su venganza porque ya no las siente suya y quiere llevar una vida pacifica?, saco dos conclusiones:

    No le quites el egoísmo totalmente a alguien pues será manipulable en exceso y que ninguna idea merece la vida de nadie, ni asesino ni verdugo y ambas se pierden en este conflicto.

    ResponderEliminar
  2. Amén a eso: ninguna idea merece la vida de nadie, ni siquiera la propia...la vida es demasiado bonita como para perderla por unos ideales. La clave está en estar satisfecho con las cosas simples y pequeñas...

    ResponderEliminar